Scrubbers en 2025: economía, regulación y escenarios post-sulfur cap

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El año 2025 representa un momento clave para la industria marítima mundial en cuanto a la implementación y evolución de sistemas de descontaminación de gases de escape, mejor conocidos como scrubbers. Estos dispositivos que permiten limpiar los gases emitidos por los motores de los buques se han convertido en protagonistas centrales para cumplir con las normativas ambientales, especialmente tras la entrada en vigor del sulfur cap impuesto por la Organización Marítima Internacional (OMI). Este artículo explora la economía, la regulación vigente y los posibles escenarios post-sulfur cap, ofreciendo una visión clara para entender cómo se posicionan los scrubbers en esta nueva era.

 

Tabla de contenidos

  • Qué son los scrubbers y cuál es su función en la industria marítima

  • Economía de los scrubbers en 2025

  • Costos operativos y mantenimiento

  • Incentivos económicos y subvenciones

  • Regulación vigente sobre emisiones y scrubbers

  • Restricciones en zonas específicas

  • Monitoreo y cumplimiento normativo

  • Escenarios post-sulfur cap para los scrubbers

  • Ventajas y desventajas actuales de los scrubbers

  • Perspectivas de la industria y recomendaciones estratégicas

  • Bloques visuales

  • Enlaces internos y externos

Qué son los scrubbers y cuál es su función en la industria marítima

Los scrubbers son sistemas diseñados para reducir la emisión de óxidos de azufre (SOx) al ambiente, limpiando los gases de escape de los motores marinos. Funcionan principalmente en tres modalidades: closed loop (circuito cerrado), open loop (circuito abierto) y sistemas híbridos. La elección del tipo de scrubber depende de múltiples factores, entre ellos, los costos, las regulaciones locales y la naturaleza del viaje.

El objetivo central de estos equipos es permitir que los buques sigan utilizando combustibles con alto contenido de azufre, normalmente más económicos, mientras cumplen con las restricciones de emisiones impuestas a nivel global y regional.

 

Economía de los scrubbers en 2025

Con los cambios en los precios de los combustibles fósiles y las restricciones ambientales cada vez más estrictas, la economía de los scrubbers se ha convertido en tema central. Inicialmente, la instalación de estos sistemas requería una inversión considerable que podía variar entre 1 y 3 millones de dólares, dependiendo del tamaño del buque y el tipo de equipo. Sin embargo, la recuperación de esta inversión depende directamente de la diferencia de precio entre combustibles con bajo y alto contenido de azufre.

En los últimos años y hasta 2025, los precios del combustible con bajo contenido de azufre (comúnmente conocido como VLSFO) se han mantenido elevados en comparación con el fuel oil pesado convencional. Esto ha mantenido la rentabilidad del scrubber, especialmente para aquellos buques con rutas fijas de largo recorrido y alta intensidad operativa.

No obstante, la volatilidad en los precios de los combustibles podría modificar esta ecuación en los próximos años. Por otro lado, al extenderse la implementación global de energías limpias y presionarse la reducción total de combustibles fósiles, la utilidad económica de los scrubbers podría verse afectada.

 

Costos operativos y mantenimiento

El mantenimiento de los scrubbers implica costos que incluyen el tratamiento de residuos generados (agua contaminada, residuos sólidos), monitoreo continuo y consumibles como productos químicos. Estos costos adicionales se suman a la operación estándar del buque pero se justifican si el diferencial de combustible se mantiene favorable.

Incentivos económicos y subvenciones

Algunos países y regiones ofrecen incentivos o reducción de tarifas portuarias para buques equipados con tecnologías que reducen el impacto ambiental, incluyendo los scrubbers. Además, la posible evolución de impuestos y créditos de carbono podría impactar positivamente la economía de estas inversiones.

 

Regulación vigente sobre emisiones y scrubbers

La regulación global más relevante es la norma de la OMI 2020, conocida como el “sulfur cap”, que limita el contenido de azufre en combustibles para buques a un máximo de 0,5% m/m a nivel mundial, con excepciones locales aún más estrictas (zonas de control de emisiones) donde el límite es 0,1% m/m.

Esta normativa ha impulsado la instalación masiva de scrubbers o la adopción de combustibles alternativos como el gas natural licuado (GNL). Los scrubbers se permiten como una ruta válida para cumplir con los límites SOx, siempre que la descarga de los residuos del proceso cumpla con normativas nacionales e internacionales. A partir de 2025, ciertos puertos y países han endurecido sus reglas en cuanto a la aceptación de scrubbers, especialmente los de circuito abierto, dado el impacto potencial en la contaminación del agua de mar.

Restricciones en zonas específcas

Varias autoridades portuarias han restringido o prohibido el uso de scrubbers open loop, dado que descargan el agua de lavado al mar. En respuesta, los sistemas híbridos y closed loop son preferidos en estas áreas. La tendencia regulatoria apunta hacia una mayor vigilancia y control de la gestión de residuos generados por scrubbers.

Monitoreo y cumplimiento normativo

Los buques deben contar con sistemas que registren parámetros clave durante la operación de los scrubbers, para garantizar que las emisiones y descargas cumplan con los límites permitidos. La documentación de los datos se presenta en inspecciones y auditorías realizadas por las autoridades marítimas.

 

Escenarios post-sulfur cap para los scrubbers

El futuro post-sulfur cap plantea distintos escenarios explorados tanto por armadores como por reguladores. La evolución tecnológica, económica y ambiental definirá el rol y la supervivencia de estas tecnologías:

Consolidación y adaptación tecnológica

Los scrubbers continuarán siendo una tecnología relevante en mercados donde el uso de fuel pesado sigue siendo atractivo por costos y disponibilidad. La innovación tenderá a mejorar la eficiencia energética, reducir el tamaño de los equipos y optimizar el tratamiento de residuos.

Restricciones más estrictas en descargas marítimas

Al crecer la concienciación ambiental sobre la contaminación del agua, las políticas de prohibición para scrubbers open loop podrían expandirse, limitando su operación en más zonas y puertos. Esto incentivará la migración hacia sistemas closed loop y tecnologías alternativas.

Competencia con combustibles alternativos

El impulso al uso de combustibles alternativos más limpios, como el GNL, combustibles sintéticos o hidrógeno, puede reducir la necesidad de scrubbers a largo plazo. Estos combustibles ofrecen bajas emisiones sin requerir sistemas de tratamiento de gases, aunque la infraestructura y el costo aún son desafíos para su adopción masiva.

Impacto de políticas climáticas y carbono

Con la posible implementación de regulaciones que castiguen las emisiones totales de carbono, los scrubbers, centrados en reducir SOx pero no CO2, podrían perder competitividad frente a tecnologías de propulsión más limpias o adaptaciones mayores. Sin embargo, podrían integrarse en esquemas híbridos como solución transitoria.

Economía circular y sostenibilidad operacional

Los fabricantes y operadores de scrubbers están evolucionando hacia modelos que optimizan el reciclaje y tratamiento de residuos, minimizando impactos ambientales y asegurando sostenibilidad durante su vida operativa.

 

Ventajas y desventajas actuales de los scrubbers

Ventajas Desventajas
Permiten el uso de combustible pesado más barato, reduciendo costos operativos. Alta inversión inicial que requiere amortización a mediano-largo plazo.
Cumplen con la regulación SOx sin cambiar completamente la fuente energética. Generan residuos que deben ser tratados adecuadamente para evitar contaminación.
Son compatibles con barcos existentes, evitando remodelaciones mayores. En determinadas zonas están restringidos o prohibidos los sistemas open loop.
Ayudan a mitigar impactos ambientales atmosféricos del transporte marítimo. Mantenimiento y consumo energético adicional aumentan costos operativos.
Generan incentivos económicos en algunos mercados y rutas portuarias. No reducen emisiones de gases de efecto invernadero (CO2), solo SOx.

 

Perspectivas de la industria y recomendaciones estratégicas

A medida que la industria marítima se adapta a la nueva realidad ambiental y regulatoria, los armadores, fabricantes y reguladores deben trabajar en conjunto para maximizar beneficios y minimizar impactos negativos. Algunas recomendaciones clave incluyen:

  • Evaluar la ruta y perfil operativo del buque: Determinar si el uso de scrubbers es la opción más económica y práctica en función de la frecuencia de pasos por zonas restrictivas y la disponibilidad de combustibles.
  • Optar por tecnologías flexibles: Sistemas híbridos o closed loop que brindan mayor aceptación global y menores problemas regulatorios asociados a descargas.
  • Implementar planes de monitoreo y gestión ambiental: Registros rigurosos de operación del scrubber, mantenimiento, y control de residuos, que faciliten auditorías y eviten sanciones.
  • Explorar la complementariedad con combustibles alternativos: La transición hacia energías limpias será gradual; el scrubber puede ser parte del paquete tecnológico temporal.
  • Capacitación continua: Para operar y mantener equipos correctamente, asegurando desempeño óptimo y cumplimiento legal.
  • Atender la innovación tecnológica: Seguir explorando mejoras que reduzcan costos, tamaño y huella ambiental de los scrubbers.

 

Bloques visuales

 

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Buque con un scrubber instalado
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Zonas de control de emisiones (ECA): Mapa que muestra las áreas donde los scrubbers son una solución clave.

 

Enlaces internos y externos

 

En 2025, los scrubbers continúan siendo un pilar fundamental para la industria marítima que busca cumplir con el sulfur cap y las demandas ambientales. Su economía se sostiene principalmente en la diferencia de costos entre combustibles y la regulación vigente, aunque enfrentan retos en términos de impacto ambiental en aguas y competencia con nuevas fuentes energéticas. La tendencia apunta a la adaptación tecnológica, mayor regulación sobre residuos y la integración de estos sistemas en estrategias más amplias de sostenibilidad. Entender estos escenarios permitirá a los actores del sector tomar decisiones informadas y aprovechar al máximo las oportunidades que brinda esta tecnología en la era post-sulfur cap.

La implementación del sulfur cap de la OMI en 2020, que limitó el contenido de azufre en los combustibles marinos al 0.50%, obligó a la industria naviera a tomar decisiones drásticas. Una de las soluciones tecnológicas más adoptadas fue la instalación de scrubbers o depuradores de gases de escape. Estos sistemas permitieron a los buques seguir utilizando fuel oil pesado (HFO), más barato, mientras cumplían con las normativas medioambientales. Hoy, en 2025, el debate en torno a los scrubbers no ha terminado; se ha transformado, enfocándose ahora en su economía a largo plazo, las regulaciones en constante evolución y su papel en los escenarios posteriores a la normativa inicial.

Desde el punto de vista económico, el atractivo de los scrubbers ha sido históricamente la diferencia de precio entre el HFO y los combustibles bajos en azufre (VLSFO). Cuando se introdujo la normativa, esta brecha de precios era considerable, lo que garantizaba un retorno de la inversión relativamente rápido para las navieras que optaban por esta tecnología. Sin embargo, en 2025, el panorama es más complejo. Las fluctuaciones en los precios del petróleo han reducido a veces esta diferencia, haciendo que el análisis de rentabilidad sea más impredecible. A pesar de esto, la inversión en scrubbers sigue siendo atractiva para muchos, especialmente en buques con un alto consumo de combustible y rutas bien definidas, donde la certeza del ahorro a largo plazo justifica la inversión inicial.

En cuanto a la regulación, el debate sobre los scrubbers ha evolucionado más allá del simple cumplimiento del sulfur cap. Mientras que los scrubbers de circuito cerrado y los híbridos son aceptados en la mayoría de los puertos, los de circuito abierto, que descargan el agua de lavado al mar, se enfrentan a un escrutinio creciente. Varios países y jurisdicciones portuarias han prohibido o restringido su uso, argumentando preocupaciones sobre el impacto ambiental del agua de descarga. Esta fragmentación regulatoria ha creado un escenario complejo para las navieras, que deben navegar por un mosaico de normas y adaptar sus operaciones en consecuencia. El futuro de los scrubbers dependerá en gran medida de cómo se resuelva este conflicto entre el cumplimiento de las normativas del aire y la preocupación por la contaminación marina.

Finalmente, los escenarios post-sulfur cap plantean la pregunta sobre el papel de los scrubbers en la descarbonización total del sector. Los scrubbers abordan el azufre, pero no las emisiones de gases de efecto invernadero (), lo que los hace una solución temporal. A medida que la industria se mueve hacia combustibles con cero o bajas emisiones de carbono, como el metanol, el amoníaco y el hidrógeno, el valor a largo plazo de los scrubbers podría disminuir. No obstante, en 2025, para los miles de buques que aún operan con HFO, los scrubbers siguen siendo una herramienta clave para la eficiencia económica y el cumplimiento medioambiental. Representan un puente tecnológico que permite a la industria operar de manera rentable mientras se preparan para la siguiente gran transición energética.

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